La “sorpresa” de Porsche en Detroit es este coche de carreras híbrido que aglutina la tecnología y el estilo desarrollado por la marca de Zuffenhausen en sus prototipos más avanzados de los últimos tiempos
Tomando como punto de partida el 918 Spyder que Porsche mostró en el pasado Salón de Ginebra, y añadiéndole por un lado la tecnología eléctrica que anima al 911 GT3 R Hybrid que se bate el cobre en los circuitos y por otro el motor térmico y la transmisión del RS Spyder LMP2 de las Le Mans Series, llega a Detroit la máquina más salvaje realizada por la marca alemana en los últimos tiempos. Es un coche de carreras, monoplaza estricto ante la imposibilidad de albergar un copiloto ya que a la derecha del conductor lo que se encuentra es el acumulador eléctrico que almacena la energía procedente de los frenos a una rotación de 36.000 revoluciones / minuto. Su intimidante aspecto esconde el secreto por el cual un motor de ocho cilindros en uve con 563 caballos y ubicación central se complementa con dos generadores, uno en cada rueda delantera, para llegar en conjunto al equivalente a 767 caballos con sólo pulsar un botón en el volante. Cierto que la duración de la potencia extra está limitada a unos meros ocho segundos cuando el acumulador está a tope, pero puede resultar suficiente para realizar un adelantamiento, acelerar con más fuerza en la salida de una carrera o -como Porsche ha comprobado gracias al 911 GT3 R Hybrid- espaciar las paradas en boxes para repostar o cargar menos litros de gasolina y ahorrar así unos valiosos kilos de peso sobre las ruedas.
El bastidor es el mismo del Spyder, un autoportante de fibra de carbono reforzado con materiales plásticos (CFRP), que además de rígido resulta muy ligero según Porsche. La estética se ha cuidado al máximo, tanto por dentro como por fuera. En el interior, más que un coche creado para la pista, parece que estamos ante un deportivo de lujo modificado para entrar en competición, con salpicadero y bacquets de cuero impecablemente terminados que sin dudan hacen un guiño a la declarada intención de Porsche de extrapolar un modelo de calle. Por fuera se viste con una decoración evocadora que emplea los colores de los míticos Porsche 917 Gulf. Curiosamente, el dorsal 22 hace referencia al 917 cola corta que venció las 24 Horas de Le Mans en 1971, que sin embargo estaba pintado con los colores de Martini. Otro detalle que remite a la gloria del pasado es el ventilador horizontal sobre el motor, al estilo del boxer de 12 cilindros que montaba el 917.
En breve conoceremos las intenciones concretas de Porsche para este nuevo modelo, aunque es muy posible que dentro de su programa deportivo se alineen varios de 918 RSR en las Le Mans Series bajo la dirección de equipos privados cuidadosamente seleccionados por la marca.
Tomando como punto de partida el 918 Spyder que Porsche mostró en el pasado Salón de Ginebra, y añadiéndole por un lado la tecnología eléctrica que anima al 911 GT3 R Hybrid que se bate el cobre en los circuitos y por otro el motor térmico y la transmisión del RS Spyder LMP2 de las Le Mans Series, llega a Detroit la máquina más salvaje realizada por la marca alemana en los últimos tiempos. Es un coche de carreras, monoplaza estricto ante la imposibilidad de albergar un copiloto ya que a la derecha del conductor lo que se encuentra es el acumulador eléctrico que almacena la energía procedente de los frenos a una rotación de 36.000 revoluciones / minuto. Su intimidante aspecto esconde el secreto por el cual un motor de ocho cilindros en uve con 563 caballos y ubicación central se complementa con dos generadores, uno en cada rueda delantera, para llegar en conjunto al equivalente a 767 caballos con sólo pulsar un botón en el volante. Cierto que la duración de la potencia extra está limitada a unos meros ocho segundos cuando el acumulador está a tope, pero puede resultar suficiente para realizar un adelantamiento, acelerar con más fuerza en la salida de una carrera o -como Porsche ha comprobado gracias al 911 GT3 R Hybrid- espaciar las paradas en boxes para repostar o cargar menos litros de gasolina y ahorrar así unos valiosos kilos de peso sobre las ruedas.
El bastidor es el mismo del Spyder, un autoportante de fibra de carbono reforzado con materiales plásticos (CFRP), que además de rígido resulta muy ligero según Porsche. La estética se ha cuidado al máximo, tanto por dentro como por fuera. En el interior, más que un coche creado para la pista, parece que estamos ante un deportivo de lujo modificado para entrar en competición, con salpicadero y bacquets de cuero impecablemente terminados que sin dudan hacen un guiño a la declarada intención de Porsche de extrapolar un modelo de calle. Por fuera se viste con una decoración evocadora que emplea los colores de los míticos Porsche 917 Gulf. Curiosamente, el dorsal 22 hace referencia al 917 cola corta que venció las 24 Horas de Le Mans en 1971, que sin embargo estaba pintado con los colores de Martini. Otro detalle que remite a la gloria del pasado es el ventilador horizontal sobre el motor, al estilo del boxer de 12 cilindros que montaba el 917.
En breve conoceremos las intenciones concretas de Porsche para este nuevo modelo, aunque es muy posible que dentro de su programa deportivo se alineen varios de 918 RSR en las Le Mans Series bajo la dirección de equipos privados cuidadosamente seleccionados por la marca.
Lun 22 Jul - 11:47 por Ismael99
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